viernes, 31 de diciembre de 2010

"QUIEN FUERA" Silvio Rodríguez - (en Guayaquil - Ecuador)

"No te pierdas" (Hacia aquí, estoy)


Detrás de tu rostro
despierta un gorrión que amo,
renacen luces en mis ojos.
Inútil es despertarte del sueño.

¿Pero quién quiere despertar de tal sueño?
cuando tal no hace más que unirnos en cada paso,
no hace más que tenerte en mi corazón.

Solo detrás de tus cortinas
amanecen y anochecen en paz mis días.
Luego de despertar sobre una almohada
repleta de cenizas de tus recuerdos,
colmada de sueños que acabo de vivir a tu lado.

Y aunque rescato mi cerebro dormido en agua diurna
tú continúas en ese sueño inútil de despertar.

Pero, por si quieres un dia respìrar de par en par,
dejó la luz latente de mi amor encendida,
pues así no pierdes el camino hacia mi,
hacia tu hijo, hacia tu amigo.

Pues así no pierdes el camino.
Pues así no pierdes.
Pues...

FELICES LOS NORMALES (Roberto Fernández Retamar)

Felices los normales, esos seres extraños.
Los que no tuvieron una madre loca, un padre borracho, un hijo delincuente.
Una casa en ninguna parte, una enfermedad desconocida.
Los que no han sido calcinados por un amor devorante.
Los que vivieron los diecisiete rostros de la sonrisa y un poco más.
Los llenos de zapatos, los arcángeles con sombreros.
Los satisfechos, los gordos, los lindos.
Los rintintín y sus secuaces, los que cómo no, por aquí.
Los que ganan, los que son queridos hasta la empuñadura.
Los flautistas acompañados por ratones.
Los vendedores y sus compradores.
Los caballeros ligeramente sobrehumanos.
Los hombres vestidos de truenos y las mujeres de relámpagos.
Los delicados, los sensatos, los finos.
Los amables, los dulces, los comestibles y los bebestibles.
Felices las aves, el estiércol, las piedras.

Pero que den paso a los que hacen los mundos y los sueños.
Las ilusiones, las sinfonías, las palabras que nos desbaratan.
Y nos construyen, los más locos que sus madres, los más borrachos.
Que sus padres y más delincuentes que sus hijos.
Y más devorados por amores calcinantes.
Que les dejen su sitio en el infierno, y basta.


domingo, 15 de agosto de 2010

"Defensa de la Alegría"

Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas.


Defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos .


Defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardíacos
de las endemias y las academias.


Defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres .


Defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa.
Defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría.
 
     Mario Benedetti

sábado, 14 de agosto de 2010

"Mujer"

Mujer, sin ti mejor que no llegue
un sábado más en la semana por la noche.
No tengo nada en mi cuarto, ni un juguete de coche,
ni siquiera un barrilete
donde remontarme y alzar vuelo.

Mujer, sin ti no doy un peso
por el camino que no sabremos el regreso.
Tanto dolor y tanto amor a transitar
no sé, sin ti, contar mis pasos
desde la arena al mar.

Mujer, sin ti que bueno esto
de bajarme justo a tiempo a apreciar
la diferencia entre querer y amar
sin ti, aprendí a montar
todas las lágrimas en cuadernos de anotar.

Mujer, sin ti no recuerdo
los aires que volé antes de cruzarte
recobraré mis ideas solitarias, sin volver
a recordar las despedidas del amor
que en sólo un día, hube de perder.

Mujer, si estás allí, oye lo que quieras,
aunque yo converse a mi modo y diga menos
de lo que las palabras escritas exigieron
en el momento exacto del amor.

Mujer, si estás allí, sé que no te importará tanto,
cuánto de amor yo ponga en este canto,
pero aunque te hagas de sordera,
sabes bien que de mi amor tú fuiste la primera.

viernes, 6 de agosto de 2010

"Pensamientos"

Escribo sentado a la sombra de un àrbol inventado en este infinito desierto. Màs allà de la lìnea del horizonte, anda la persona que va a leer estas palabras. Y mientras la luna viaja toda la noche por el cielo, descubro que algunos no tienen nada ni a nadie a su favor; que las situaciones hacen y deshacen a los hombres; que hay una gran violencia en nuestro paso acelerado que sujeta los desànimos y las renuncias y que transforma el ser en el que habita; que la vida es como una làgrima engarzada en una sonrisa. No encuentro las palabras exactas y atroces del desengaño y las que nombran el arrebato del amor y su promesa de sufrimiento y de felicidad. Siento que todos los dìas muero un poco pero no lo suficiente; que todo el mundo padece la soledad, la diferencia està en que algunos se dan cuenta y otros se distraen. Tal vez por esa comùn soledad que ninguna palabra puede remediar y que tantas veces las palabras agravan, tengo calladas alegrìas y tambièn calladas amarguras y con ellas voy viviendo. A veces me pregunto què parte de mì habrà quedado dispersa en otros sitios, aùn sabiendo que no hay respuesta. Entiendo que habito un territorio de fronteras, entre la libertad y el encierro. Que a pesar que uno vive ilusionàndose y desilusionàndose, a pesar de todo, todo se puede humanizar. Un pasillo, un corredor, una calle, el reloj. El dolor y la felicidad que provoca el paso del tiempo.

Silvio Rodriguez Reparador de sueños

lunes, 31 de mayo de 2010

"DEJA TIEMPO"

Dejá tiempo para el encanto.

Para cuando las hadas me lleven a ti.

Para cuando encuentre tu hogar en el bosque.

Para cuando el camino de Hansel me conduzca a tu umbral.

Para cuando la vida se complete en nuestro mar.

Dejá tiempo para el corazón.

Para cuando las nubes se despejen.

Para cuando mis ojos vean claro huir tus temores.

Para cuando pueda espantar al dragón.

Para cuando el porvenir llegué aquí

y nos deje vivir bajo los rayos del sol.

Dejá tiempo para la luz.

Para cuando el alma sola vaya a iluminar

los senderos a que conduzcan al amar.

Para cuando la vida haga perecer ciertas angustias.

Para cuando la vida prevalezca por sobre miedos y sombras.

Dejá tiempo para la utopía.

Para cuando corramos tras un bello sueño.

Para cuando el miedo sea quien sienta miedo.

Para cuando la soga ya no nos tire más del cuello,

aunque en mi empeño se vaya la vida en ello.